Un estudio de SITEAL vincula el abandono educativo de los adolescentes de la región a la incompatibilidad con el trabajo y familia y con el puro aburrimiento.
J. A. Aunión Madrid 7 ABR 2013 - 19:06 CET75 (Períodico el País)
Los países de América Latina han logrado con gran esfuerzo en la
última década aumentar las plazas escolares y conseguir que más niños de
sectores pobres accedan a la educación. Más del 97% de todos los niños
de 7 a 12 años de la región van al colegio (dos puntos más que en 2000),
y más del 83% de los adolescentes de 13 a 17 (seis puntos más). Sin
embargo, un estudio
que acaba de publicar el Sistema de Información de Tendencias
Educativas en América Latina (SITEAL), organismo vinculado a la OEI y la
UNESCO, pone de manifiesto otras causas del abandono escolar que van
surgiendo —o haciéndose más visibles— a medida que se va extendiendo la
escolarización a todas las capas de la sociedad.
“En términos generales, siete de cada diez niños y adolescentes no
escolarizados provienen de los hogares más expuestos a privaciones
económicas. No obstante, se observa que entre los adolescentes que no
concurren a la escuela, se ha incrementado la proporción que proviene de
sectores socioeconómicos medios y altos, a la vez que el peso relativo
de estos sectores aumenta con la edad”, dice el estudio. De ese modo, si
bien en las edades más tempranas el principal motivo de deserción es
simple y puramente la pobreza, a medida que llega la adolescencia
aparecen factores como “el desinterés por estudiar”, la imposibilidad de
compaginar estudios y trabajo o las cargas familiares, según el trabajo
que analiza datos de la última década de Bolivia, Chile, Panamá, Costa
Rica, Nicaragua y Paraguay.
El desinterés previo facilita la decisión cuando aparecen otros obstáculos
El desinterés previo facilita la decisión cuando aparecen otros obstáculos
“La proporción de adolescentes [14-15 años] a los que su condición de
desescolarizados se la relaciona con el trabajo duplica su peso
relativo hasta alcanzar el 18%, mientras que la maternidad, la
paternidad y las tareas domésticas, que en la niñez no aparecían, son
mencionadas por el 6% de los encuestados. Al finalizar la adolescencia,
se intensifica la relación entre las tareas relacionadas con la
domesticidad y la deserción hasta alcanzar el 10% de los casos, a la par
que el trabajo pasa a ser mencionado por el 20% como el principal
motivo de abandono escolar”. Y, junto a ello, siempre a esas edades
aparece como principal motivo de abandono el desinterés por los
estudios.
El especialista chileno de la Universidad de Alberto Hurtado Juan
Eduardo García Huidobro insiste en esa “razón más pedestre que podríamos
motejar de aburrimiento”. La lectura del informe de SITEAL —“que
describe bien, con datos actuales, un tema que se viene observando desde
hace tiempo”— le sugiere a este experto que existe “un problema de
estructura”: “La educación media en América Latina es muy rígida, no
ofrece una pluralidad de alternativas que permitan compatibilizarla con
otras opciones. Una política mínima sería darle más calidad y
desestigmatizar las opciones vespertinas, en alternancia [con el
trabajo], etcétera”.
Pero el informe de SITEAL destaca además que para muchos adolescentes
la escuela le “es ajena”, un punto de partida emocional que facilita la
deserción si surgen esas otras dificultades como el empleo o la
familia. Muchos adolescentes “trabajan a la par que estudian e incluso
son madres y padres durante el transcurso de su escolarización básica y,
aun así, continúan estudiando. Pero hay otro grupo que señala que el
trabajo, las tareas domésticas, el cuidado de ancianos o niños pequeños y
la maternidad son actividades propias —en alguna medida, inevitables—
mientras que el estudio no lo es”. Y no todos los que hablan así son
pobres: el 38% de los adolescentes que dicen haber dejado los estudios
para trabajar, el 29% de los que lo han hecho para atender tareas
domésticas y el 31% de los que han perdido todo interés “vive en hogares
que en principio no son los más pobres de sus países”.
Así, continúa el informe, en muchas ocasiones “la maternidad y el
trabajo son hitos en trayectorias escolares previamente debilitadas” y
esos “eventos aceleran una decisión”, la de abandonar, que tanto los
profesores, como familias y los propios jóvenes suponían desde el
principio inevitable. En otras ocasiones, los adolescentes “declaran
abiertamente y con cierto desprecio que la escuela no forma parte de sus
opciones de vida”.
Desde esa perspectiva, García Huidobro considera que el problema más
urgente que debe solucionar la escuela en la región es “la desconexión
de la enseñanza con la vida de los jóvenes y adolescentes”. “La
educación se ofrece como un bien futuro y no conecta con el hoy de
ellos. Este es un problema pedagógico y curricular que supone sobre todo
cambios en el modo de enseñar y de conectar aprendizaje y vida
cotidiana. Implica revertir el significado que se le da al fracaso
escolar: de verlo como un fracaso de los jóvenes a leerlo como un
fracaso de la escuela y de nosotros, los educadores”, añade el
especialista.
Referencia:
Periódico El País. España. Recuperado 08 de abril 2013. Disponible en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/07/actualidad/1365354378_499006.html